Martes, febrero 23, 2010
Primer principio: el psicoanálisis es una práctica de intervención, conformado por el analista y el analizante. Siendo analizante quien se dirige y platica sobre las razones que lo llevaron a asistir, y el analista es quien lleva el ritmo de las palabras del analizante y quien le permite manejar lo que lleva desde su inconsistente.
Segundo principio: un psicoanalista autorizará un interrogatorio radical de los fundamentos de cada persona, es capaz de aliviar la naturaleza radical de este interrogatorio, pero teniendo en cuenta la especificidad clínica de cada sujeto que se dirige a él.
Esto es que lo define la especificidad del lugar de un psicoanalista, cuando él mantiene este interrogatorio, apertura y enigma en cualquier sujeto que lo ha buscado. Por lo tanto no se identifica con ninguno de los papeles que su participante quiere hacerlo asumir.
Tercer principio: al analista atribuirá sentimientos, creencia, y expectativas como una reacción a lo que él dice. La intención del altavoz es un asunto de recuperación, es decir de algo perdido del interlocutor. Esta recuperación de un objeto es la llave al mito freudiano del Esto funda la transferencia que ata a los dos compañeros juntos. Formula la Lacan que “el sujeto recibe su propio mensaje de otro en forma invertida incluye tanto descifrar como el deseo de actuar sobre quien uno se dirige”.
Cuarto principio: aparece la transferencia “el lugar del otro”; es el lugar en el que el inconsciente es capaz de surgir con mayor grado de libertad para hablar.
Quinto principio: no existe un tratamiento modelo, no hay un procedimiento a seguir como guía dentro del psicoanálisis. Por lo tanto el psicoanálisis es un discurso que alimenta a cada persona para producir su particularidad, su excepción.
Sexto principio: la duración del tratamiento no puede ser estandarizada, por el contrario es variada, porque es así como que se permite considerar que la duración de un análisis es ahora, es decir en el momento en el hoy.
Los tratamientos que daba Freud era variados algunos de una sola sesión, cuatro meses, un año, varios años; en fin esta diversificación aun existe.
Séptimo principio: el psicoanálisis ha descubierto la impotencia en el tema para lograr la plena satisfacción sexual. Y dice que si no hay satisfacción corresponde a cada persona inventar una solución particular.
Octavo principio: la formación analítica se apoya en: los seminarios de formación teórica, el psicoanalista en la formación de realizar un psicoanálisis a su punto inicial y la transmisión pragmática de la practica en la supervisión.
Finalmente un psicoanalista es aquel que asegura que obtuvo de la experiencia psicoanalítica lo que podía esperar de él y por ello que ha pasado como lo llama lacan un “pase”.
Son entonces estos los principios psicoanalíticos que se deben tener en cuenta y deben ser interiorizados para lograr un éxito dentro del tratamiento.
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